Queremos compartir con todos vosotros un breve cuento-moraleja que nos a mandado un compañero de el c.o.k.o. la Kondenada  (donde si que se ejerce la libertad de expresión)  y que nos viene ni que al pelo después de sufrir la censura de una charla debate que teníamos que llevar a cabo esta misma tarde en el patio maravillas. Y es que no comprendemos como en un sitio que se aboga por la libertad de expresión, al fin y al cabo hay que pasar ciertos filtros para hablar de ciertos temas, y sobre todo en cuando hay algo que no cuadra en la cabeza de algunos se echa para atrás la propuesta.
En fin seguiremos dando la chapa en otros lugares donde la libertad de expresión si que sea real.

Esta tarde dado la censura de nuestra conferencia-debate nos vemos en el CAUM a las 19:00. para disfrutar de la charla «Libia, la destrucción de un país»

libertad

Un hombre que paseaba por las calles se paró al tropezar con una tienda que anunciaba: Tienda de la Verdad.

Sorprendido, entró y preguntó:
 
-Perdón, ¿esta es la tienda de la verdad?
-Si señor, ¿que tipo de verdad está buscando? ¿verdad parcial? ¿verdad relativa? ¿verdad estadística? ¿verdad completa?
-Verdad completa!- dijo el hombre sin dudarlo -Estoy cansado de mentiras y falsificaciones. No quiero más generalizaciones ni justificaciones, engaños y fraudes. Verdad plena!- ratificó.
-Aha!, ¿pero sabe el señor cual es el precio?- dijo el vendedor- Si usted se la lleva, el precio es ke nunca volverá a estar en paz.
 
Un escalofrío recorrió la espalda del hombre. Nunca pensó que el precio fuese tan alto!
– Ah, gracias…,eh…, discúlpeme!- balbuceó. Se dio media vuelta y salió de la tienda mirando al suelo.
Se consoló pensando que quizás, quizás más adelante…

El precio de mi verdad: