Al final del artículo, os ponemos el comunicado y recogida de firmas de la campaña de repulsa contra la agresión fascista y por la autodeterminación del pueblo ucraniano, que está llevando a cabo la plataforma. Y cómo siempre, recomendaros escuchar El Vórtice Radio.

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El Vórtice Radio | 23 Mar. 2014
En este programa contamos con la participación de Benito Garcia Pedraza. Miembro de Plataforma Antiimperialista, Madrid. Con él repasamos los últimos acontecimientos en Ucrania y las repercusiones a nivel mundial que pueden tener la actuación de la UE y EE.UU en la política interna del país.
Benito hace un repaso de cómo se ha llegado a la situación de crisis total que vive el país, empezando por el análisis de los actores principales. Analiza las influencias por parte de la UE que ha apoyado a los manifestantes de la plaza Maidan con dinero y apoyo moral mediante la participación en los mítines de invitados “especiales”.

Después del pasado programa, en el que contamos con la presencia de Dennis Small desde EE.UU, hablando de las acciones de presión contra La Casa Blanca por fomentar la escalada de violencia en Ucrania, Benito Garcia Pedraza nos comenta las medidas que desde España se inician para protestar por la actuación de nuestro Gobierno y el de la UE en este asunto.

Una cosa está clara, por parte de los medios de comunicación “oficiales” han querido presentar la crisis de Ucrania como una lucha entre aquellos que reclamaban más Democracia y Libertad y aquellos que querían permanecer cercanos a Rusia y defendían la corrupción.
Nada más lejos de la realidad, no hay buenos y malos, en este asunto convergen un montón de intereses tanto personales como de Estado. Lo que es evidente es que después del rechazo a entrar en la UE por parte del gobierno de Yanukovich, se inició una campaña auspiciada por la UE y EE.UU para destituir al gobierno de Yanukovich a través de acciones parlamentarias ilegales que culminaron con la destitución del Presidente y la instauración de un nuevo Gobierno cercano a las posturas de la UE. El 22 de febrero en Kiev se produjo la toma del poder por la oposición con la evidencia de un golpe de Estado y con apoyo de algunos gobiernos de Occidente. Los diputados del Parlamento cesaron al presidente Víktor Yanukóvich (electo democráticamente en 2010) sin observar las normas previstas por la Constitución para destituir a un jefe de Estado. Posteriormente disolvieron también el Tribunal Constitucional e introdujeron importantes enmiendas en la Carta Magna.
A la vez que esto ocurría el nuevo gobierno comienza el acercamiento de la UE y se realizan declaraciones de una posible adhesión de Ucrania a la UE. Este movimiento produce preocupación en Rusia que por intereses geo-estratégicos y de cercanía histórica no puede permitir que Ucrania platee la entrada en la UE y posiblemente en la OTAN. Y para entender un cambio tan radical en la política exterior del país hay que comprender quienes forman este nuevo Gobierno de Ucrania, cual es su pasado, quienes les han financiado, las intenciones de futuro que tienen y por supuesto su abierta oposición a la influencia rusa en el país.
Para empezar el nuevo presidente, Arseni Yatseniuk, es un claro partidario de las políticas del Banco Central Europeo. En artículo del diario español El País podemos leer:
“”Arseni Yatseniuk no era el más revolucionario ni el más carismático de los políticos que se subían al escenario del Maidán a hablar ante decenas de miles de manifestantes. Pero tras la caída de Victor Yanukóvich, ha resultado ser el hombre designado para la misión de estabilizar un país patas arriba tras cuatro meses de protestas, asomado a la bancarrota, dividido y amenazado por Rusia. Es el tipo a medio camino entre lo que podían aceptar los activistas y lo que podían respaldar los diputados cuando había que negociar a toda velocidad un Gobierno para Ucrania que, en primer lugar, pidiera un rescate financiero.
Este economista y abogado, de 39 años, fue ministro en dos ocasiones
Apenas han pasado 10 días desde que Yatseniuk se hizo cargo del Ejecutivo de unidad nacional. Ahora está ante un escenario muy distinto. En una sala diáfana, sin otro mobiliario que una alfombra, dos banderas y un atril, le aguarda un bosque de cámaras de televisión y periodistas. Acaba de volver de Bruselas, ha recibido el apoyo de Los Veintiocho, tiene el gesto grave. Muestra serenidad y firmeza. Ha traído un discurso escrito pero no está leyendo. Contesta todas las preguntas y se expresa en inglés con gran fluidez. Tras dirigir unas duras palabras a Moscú y explicar las ayudas económicas que espera recibir del exterior, un periodista le pregunta si va a recortar los gastos de los ministros. Él responde: “Todos los miembros de este Gobierno viajarán en clase turista salvo necesidad excepcional”. En un país con una asentada tradición de cleptocracia, que acaba de ver que el expresidente tenía un zoo, un campo de golf y helipuerto en su casa de campo, es una potente señal de cambio. Al menos de estilo.
Con 39 años, este economista y abogado ya había ocupado varios puestos de responsabilidad. Primero en Crimea, donde fue titular de Economía entre 2001 y 2003. Luego fue gobernador del Banco Nacional de Ucrania, ministro de Economía —entre 2005 y 2006— y de Exteriores (2007). En un momento sobrado de emociones, su perfil tecnócrata tiene bastantes partidarios, entre ellos Washington. Yatseniuk era la apuesta estadounidense para Ucrania. A principios de febrero, sale a relucir en la famosa filtración en la que Victoria Nuland, la subsecretaria de Estado de EE UU, habla por teléfono con el embajador norteamericano en Kiev y le dice “Y ya sabes, que le den a la UE”. Ambos hacen cábalas sobre el futuro político del país y Nuland afirma: “Creo que Yats es el tipo que tiene la experiencia económica, la experiencia de gobierno”.
Yatseniuk agrada también al mundo de los negocios y a los futuros acreedores, como el FMI. Desde el principio anunció que haría todas las reformas que le pidieran, o sea, recortes, a cambio del rescate que necesita el país. Por eso es difícil acusarle de populismo. El primer día de su mandato dijo que tendría que tomar “medidas extremadamente impopulares” que afectarían a los sufridos bolsillos de los ucranios, y un día antes, quizá de forma algo teatral, afirmó que formar parte del Gobierno de unidad nacional era de “suicidas políticos”
Los críticos le acusan de ser un mero peón de Yulia Timoshenko
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