Viajando entre la tormenta | 6 de julio de 2013 |

La financiación de los rebeldes sirios con dinero español y del resto de países integrantes de la Alianza Terrorista OTAN , supone un absoluto respaldo al terrorismo de Al-Qaeda, que son los que con dinero occidental están intentando imponer un nuevo régimen títere del imperio en esta nación soberana, siempre al servicio de los intereses de los Estados Unidos y de la corrupta Unión Europea.
Estos mercenarios del denominado «Ejército Sirio Libre» son los causantes de miles de crímenes de lesa humanidad, de violentos ataques terroristas contra el pacífico y solidario pueblo de Siria, con acciones tan impactantes como devorar las tripas ante las cámaras de un soldado pro gubernamental, violaciones de miles de mujeres, asesinatos de niños y niñas, o el reciente degollamiento del sacerdote franciscano François Murad (49 años), que trataba de impedir la violación y asesinato de un grupo de monjas, y de otros cristianos del monasterio de San Antonio de Padua, en la provincia de Idlib, muy cerca de la frontera con Turquía.

Una brutal acción criminal que fue grabada, y en pocos minutos visualizada en todo el mundo por millones de personas asombradas, horrorizadas ante este terrible acto de salvajismo. Un terror que no inmuta a la comunidad internacional, a unos países occidentales enfermos de codicia, que como el español financian con el dinero de sus contribuyentes este brutal genocidio.

Ante estas aberrantes imágenes cabe preguntarse ¿Porqué países como los Estados Unidos, España, Francia, Gran Bretaña, Turquía, Qatar, Arabia Saudí, Israel siguen dando dinero y proporcionando armas a los islamistas radicales de aquel país?

¿Porqué no se condenan estas atrocidades por parte del llamado mundo occidental «civilizado» y sus manipulados y cortesanos medios de comunicación?

¿Qué oscuros intereses rondan detrás del absoluto respaldo al terrorismo internacional que está masacrando a este desgraciado pueblo?
Preguntas que sin respuesta ocultan un respaldo a una invasión terrorista en Siria, que está generando una sangrienta ola de crímenes. Los más terribles del siglo XXI, un genocidio oculto por la Europa de los mercaderes, los asesinos del imperio norteamericano y las mafiosas monarquías del mundo árabe.

Estos asesinos y quienes los financian deben ser detenidos y ajusticiados de forma inmediata por un Tribunal Internacional de Derechos Humanos, tal como se hizo con los nazis o los miembros del ejercito de Serbia. Lo contrario sería respaldar un nuevo holocausto moderno, cuyo único y exclusivo interés es derrocar al presidente Bashar Al-Assad y quedarse con el territorio sirio y sus recursos naturales.

En los últimos meses, diferentes diarios árabes han informado de la infiltración en Siria de más de 3.000 hombres del Grupo Islámico Combatiente en Libia (GICL), rebautizado desde noviembre de 2007 con el nombre de Al-Qaeda en el país del asesinado presidente Gadaffi.
Sorprende sobremanera que los Estados Unidos y sus siniestros palanganeros de la Unión Europea, sigan pagando a criminales para obtener sus oscuros objetivos, que no son más que implantar un régimen de mercenarios criminales al servicio del mafioso capital financiero del FMI y la troika.
Es mentira que Al-Qaeda y la OTAN sean enemigos, quizá el fin justifique los medios, y esta «misteriosa» organización terrorista no sea más que una creación del imperio para llevar a cabo sus crímenes y genocidios por todo el planeta.
Los atentados de las Torres Gemelas, los de Madrid y Londres siguen rezumando situaciones extrañas e inexplicables. La sanguinaria invasión de Libia, la masacre sobre su pueblo, el derrocamiento de su presidente, contó con el apoyo de estos terroristas, tal como ahora sucede en Siria.
¿Dónde está la avergonzada verdad y dónde la siniestra mentira?
Cualquier parecido con la realidad será pura coincidencia si nos dejamos llevar por la falsimedia al servicio de los tiránicos regímenes del capital.
El falso y manipulado discurso de la lucha por la libertad en Siria y contra un régimen tiránico ya casi nadie se lo cree. Una vergonzosa estrategia donde los Estados Unidos y la Unión Europea ya se han gastado más de 3 mil millones de dólares en todo tipo de armas, generando un conflicto en el cual y hasta el día de la fecha 75.000 personas han muerto, y más de un millón han sido desplazadas desde los principios de 2012.
La CIA con el respaldo del absurdo, desprestigiado y triste gobierno español, junto a otros de la Europa del recorte, la corrupción, el hambre y la miseria, han estado en lo que va de 2013 enviando en nombre de la «democracia», cargamentos de armas a Siria a través de apoderados regionales, cayendo la mayoría en manos de militantes sunitas extranjeros del grupo de Jabhat Al-Nusra, una organización catalogada como terrorista por los EE.UU. y miembro de Al-Qaeda, que se ha convertido en una de las más activas fuerzas de oposición al gobierno de Al-Assad, que se ha atribuido desde el año 2012 más de 900 ataques, y aproximadamente unas 70 acciones suicidas, en los centros de las ciudades principales, donde miles de sirios inocentes han muerto.
Los intereses geoestratégicos de los Estados Unidos están como siempre por encima de las vidas humanas. La firma de un acuerdo sirio-iraní que traería hidrocarburos iraníes al Mediterráneo, así como a Rusia, parece ser uno de los motivos de esta invasión, unido a que si se lograra la instauración de un régimen títere pro occidental en Siria, se impulsaría el acceso sin trabas al desarrollo energético de la región, otorgado como han hecho en Irak y Afganistán a corporaciones occidentales.
La misma Unión Europea ya está comprando masivamente petróleo de los yacimientos petrolíferos robados y ocupados por los terroristas en Siria, con la idea clara de imponer un control imperial sobre las enormes reservas de energía desde el Golfo Pérsico hasta la Cuenca del Mar Caspio.
La defensa a ultranza de la democracia y la libertad del imperio y sus sicarios persigue la total dominación de los recursos del planeta.
Para ello no les importa arrasar por las vidas de millones de seres humanos, condenar al sufrimiento y la muerte a los pueblos de los países invadidos por la mafia del crimen y el terror.
El padre franciscano François Murad poco antes de ser degollado